CAMBIO
CLIMÁTICO Y DEUDA: OPORTUNIDAD Y NECESIDAD
Tomemos
la delantera. Reconstruyamos el
país pensando de otra manera, sabiendo que las transformaciones
ambientales en marcha y el agotamiento del petróleo determinarán un
nuevo orden mundial.
Se
nos está acabando el mundo: la naturaleza ha dejado de comportarse
como infinita, nuestras actividades ya no pueden ser absorbidas sin
consecuencias por el ecosistema planetario. Antes podíamos gastar y
gastar recursos naturales sin miedo, porque siempre encontrábamos más
y más.
Si
el proyecto es sobrevivir llegó la edad de la responsabilidad. Es
necesario cambiar el discurso, decir algo diferente a lo trivial y
repetido. Es el momento para
grandes proyectos, pensando en el futuro y no en la coyuntura.
¿Qué
debería hacer la Argentina ante
EL
CAMBIO CLIMÁTICO, Y/O
EL AGOTAMIENTO DE LOS COMBUSTIBLES FÓSILES?
Son dos nuevas realidades que, en poco tiempo, pondrán en ridículo a
quienes no las tengan en cuenta.
¿PODRÍAMOS
APROVECHAR NUESTRA SITUACIÓN?
Por momentos, nos ven con todo para perder y puede ser una ventaja.
Los
argentinos estamos ATRAPADOS
EN LA TRAMPA DE LA DEUDA
y no sabemos qué
tipo de país nos conviene para el futuro. Nuestra dependencia
cultural y con el pasado nos impide pensar con originalidad.
Los
gobiernos (no sólo el argentino) siguen haciendo cuentas sobre cómo
pagar sus deudas en las próximas décadas, cuando
los
acreedores posiblemente se
derrumbarán
arrastrados por la industria petrolera. Siguiendo la inercia, siguen
jugando a generar planes de crecimiento futuro como si la
disponibilidad de energía fuera infinita.
Es
imprescindible pensar de otra manera,
tomar
la iniciativa mientras tengamos tiempo.
Nadie puede hacer cálculos exactos; pero, seguramente
durante
la próxima década el mundo ya será diferente.
No
tiene sentido pensar quiénes serán los triunfadores, porque todos
perderemos en términos de la actual cultura del consumo. Es
imprescindible construir nuevos valores, donde la voluntad para
sobrevivir deberá superar a la satisfacción superficial y momentánea.
Quizás sea
la
oportunidad para construir una sociedad mejor.
La
energía
dejará de ser un término más de la ecuación de costos, para pasar
a ser el único y
central problema.
La mitigación de las transformaciones ambientales desatados dejará
poco tiempo para tonterías. Las denominadas
energías
alternativas y la
fusión
nuclear vienen
atrasadas y tienen pocas chances de llegar a cubrir necesidades mínimas.
Un
país no debería pensarse ni siquiera en décadas. Esperamos
que
Argentina exista dentro de un siglo.
Se requieren muchos años para proyectos energéticos de magnitud, por
lo menos diez para centrales hidroeléctricas o nucleares, y más si
se trata de cambios con
transformaciones
culturales profundas.
Con
la óptica del cambio climático y el encarecimiento del petróleo,
los
bonos de nuestra deuda externa son incobrables (aunque no convenga
decirlo), nuestra Patagonia es apetecible para los poderosos (con
necesidad de reubicarse), la reconstrucción de la red ferroviaria es
la única posibilidad (porque el transporte aéreo se volverá
imposible y los automóviles serán objetos de museo), la energía eólica
tomará la delantera para cubrir necesidades que sólo la energía
nuclear podría en realidad paliar (aunque sea mal vista por los
ecologistas convencionales), la actual globalización se tornará
inaplicable (al volver a estar lejos los puertos),
y ....., y muchas otras cosas que es imprescindible sentarse a
discutir.
La
globalización económica (fluido intercambio de mercaderías, mano de
obra y servicios gastando energía como si fuera infinita y gratis)
está condenada a muerte (aunque hoy suene una locura pensarlo), pero
es probable y saludable la supervivencia de la globalización cultural
(basada en la circulación de información con bajo consumo de energía),
montada sobre la revolución digital. Vamos entonces
hacia
la globalización virtual.
Los
gobiernos pasan, y los funcionarios públicos son concientes de lo efímero
de su gestión. Resulta muy difícil la aplicación de políticas de
estado. Los intereses de los funcionarios no pueden ser más que
perecederos, de corto vuelo, en última instancia superficiales cuando
no pueden ver las fracturas históricas. ¿Se les puede pedir a los
Kirchner, los Lula, los Bielsa o los Bush la aplicación de políticas
imprescindibles para cuando ellos estén muertos?
¿Quién
se anima a marcar el rumbo, por encima de las tentaciones inmediatas? Desde
aquí lejos en el sur, con nuestra industria desmantelada, con el
cambio climático y el agotamiento del petróleo los argentinos podríamos
tener una nueva oportunidad. El desafío debe ser reconstruir nuestra
realidad a partir de proyectos como la construcción de un FERROCARRIL
PATAGÓNICO MOVIDO POR ENERGÍA EÓLICA o una red de canales para
drenar zonas agropecuarias cada vez más inundables, mientras
postergamos
el pago de las deudas hasta tiempos mejores y poco probables.
No
estamos pagando, pero
EN
EL FUTURO INMEDIATO SERÁN MUCHOS LOS QUE NO LO HARÁN.
Por favor, seamos no sólo en eso los primeros.
Lic
Eduardo CALVO SANS
ABR2004
stem_clones@yahoo.com.ar
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