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“cambio climático vs Civilización”
Bajo el nombre
“Cambio Climático vs Civilización”,
la charla comenzó fijando un objetivo:
provocar discusiones, abrir polémicas constructivas. De
inmediato se proyectó el video
“Parte de
Guerra – Los próximos 25 años”
(http://www.youtube.com/watch?v=1Un-Tae70V0
), que culmina preguntando “¿por qué nadie
hace algo?” frente al cambio climático y el
agotamiento de los recursos petroleros.
Propuso comenzar
a pensar en las nuevas circunstancias, a partir de tres experiencias
vividas en el exterior como periodista científico.
En 1993 conoció
la Isla de Pascua, donde
descubrió como una sociedad encerrada (¿la humana toda en el planeta
Tierra?), puede entrar en colapso a partir
de un tamaño poblacional crítico y agotar algún recurso natural.
Perdidos en medio del Pacífico y con un territorio reducido, cuando
tuvieron 25.000 habitantes, se habría
disparado el caos al agotarse la madera destinada a los
patines para transportar los colosales
Moais de piedra. Roto el equilibrio impuesto por el
ritual para tamañas construcciones, que ocupaban a una parte
significativa de la población, la estructura social se habría
quebrado hasta llegar en poco tiempo al
canibalismo. En nuestro caso, con
6500 millones podríamos estar al límite;
el recurso crítico sería el petróleo;
paralizado el consumo, podrían liberarse contenidas fuerzas
destructivas.
En 1994 visitó
la Antártida, territorio donde
conviven naciones que resignan, Tratado
Antártico mediante, pretensiones territoriales y
económicas, en aras del respeto a un medio
ambiente maravilloso. Esta situación se va prolongando,
abriendo camino a la esperanza. Siguiendo este modelo, los humanos
seríamos capaces de enfrentar todos juntos
el desafío del cambio climático.
Una tercera
experiencia, en 1997 como Jefe de Prensa de la CNEA, aporta una gran
duda: la tecnología podría no alcanzar
para enfrentar el drama ambiental. El problema parece ser
un desafío cultural más amplio.
Fue la conclusión de la visita a
instalaciones francesas de reprocesamiento de combustibles nucleares,
recuperadoras de plutonio y uranio para ser reutilizados.
Mediante esta industria, los reactores
nucleares de fisión podrían constituirse,
superado el problema de los residuos
radiactivos, en la gran solución ya que
no contaminan con dióxido de carbono la
atmósfera. Francia dispone de esa tecnología, y la
utiliza en gran escala para generar electricidad, pero la comunidad
internacional –al impulso de temores
probablemente no infundados- decidió renegar de ella.
Lo de la Isla de
Pascua puede verse como una experiencia
piloto. La Antártida sería un
camino a seguir. El plutonio marca el
choque entre la racionalidad científica y
la emotividad ecologista.
En la última
parte de su charla,
Calvo Sans abrió el debate sobre
“soluciones locas” que algunos
pretenden, como bombardear volcanes para provocar una noche
artificial que enfríe la Tierra o enriquecer con hierro los mares
para potenciar artificialmente la fotosíntesis de las algas,
capturando así el carbono excedente en la atmósfera.
También llamó a
discutir hasta qué punto las “energías
alternativas” podrán cubrir las necesidades, cuando el
petróleo tome “el precio que debe tener” o comprendamos que "es
suicida quemarlo". En este punto, haciendo referencia a un reciente
acuerdo entre Bush y Lula, recordó que –utilizando la totalidad de
las tierras cultivables- los
biocombustibles podrían sustituir sólo una pequeña parte de los
combustibles líquidos actualmente utilizados.
Como conclusión
personal, Calvo Sans indicó la necesidad de un
cambio cultural profundo, radical en las costumbres, que implique
una reconsideración de la energía.
Teniendo en
cuenta la inestabilidad de la coyuntura, aclaró que -en su opinión-
nadie puede saber qué pasará exactamente en
los próximos años. Ante tamaña incertidumbre se hace
indispensable "cortar camino", buscar nuevos opciones,
superando la inercia de los gobiernos y la rigidez de lo académico.
Por último,
como todos los indicadores muestran nuestro rumbo
hacia una singularidad histórica, llamó a tener en cuenta las estimaciones publicitadas por el
IPCC, pero sabiendo que son conservadoras.
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