Refiriéndose al Big Bang, en “Descifrando los cielos”, National Geographic (Español, nov07) dice sin pelos en la lengua: “Es evidente que algo está mal, ya sea con las observaciones (aunque aún no se encuentra ningún error en los estudios en curso con el Hubble y con otros telescopios) o con los modelos de la física y la cosmología sobre los cuales hay consenso.”

Una cosmología sospechosamente humana 

LA TEORÍA DEL “BIG BANG” CONTRADICE LA REALIDAD FÍSICA

 Innovaciones, El Cronista Comercial, domingo 22 de julio de 1990

 Eduardo Calvo, para El Cronista

 La teoría del “Big Bang” explica la realidad física del “corrimiento al rojo” de la luz de las estrellas lejanas. Sería mayor cuanto más grande fuera la distancia que nos separa de la fuente. 

Suponiendo esa relación, la “ciencia oficial” interpreta al fenómeno como consecuencia de la expansión permanente del universo. Supone una “explosión inicial” a partir de un punto donde se habría “creado” la materia. Todos parecen aceptar que por lo menos está ocurriendo la expansión. 

En este modelo, un observador situado en cualquier punto del universo se ve a si mismo como centro y a todas las galaxias alejándose. Como consecuencia, las luz emitida por ellas alarga sus longitudes de onda por efecto Doppler. 

Este sospechoso esquema encaja sospechosamente en la constante necesidad humana de un inicio y de un final (la dispersión total). Es darle contenido científico a “lo divino”. 

La cosmología, donde se juega con el concepto de origen, sentido y destino, no puede escaparse de nuestras limitaciones. Tenemos motores internos respondiendo a necesidades competitivas pasadas; lo genético se mueve más lento que lo histórico. 

Ahora nadie cree en los ángeles que bajan del cielo para ayudarnos; imaginamos (tenemos ganas que existan) seres superiores que nos visitan en sus OVNIS. Construimos interpretaciones divertidas de acontecimientos históricos a partir de ese canal para necesidades humanas. 

La velocidad a que se alejarían las galaxias, que se calcula a partir del “corrimiento al rojo”, sería proporcional a la distancia que nos separa de ellas. Pero, es casi imposible calcular esa distancia cuando es significativa, salvo recurriendo al “corrimiento al rojo”, para calcular la velocidad de escape relativa y la distancia que estaría asociada. Una víbora que se muerde la cola. 

Últimamente, se busca la “masa oculta” del universo que permita construir un modelo cíclico semialternativo. Se especula sobre diferentes naturalezas de esa materia. Las etapas de expansión, como la que estaríamos viviendo a partir de la explosión puntual (Big Bang), serían seguidas por otras de contracción (Big Crunch). La masa total del universo alcanzaría para frenar gravitatoriamente la expansión, colapsando luego el universo hasta el punto inicial de un nuevo ciclo. Sospechosamente, este nuevo modelo encajaría con concepciones religiosas orientales que hablan de realidades, de universos, que se renuevan y repiten. 

Las teorías físicas sirven, son brillantes, cuando aportan simplicidad en la interpretación de los fenómenos. Un ejemplo claro es el modelo cuántico dado por Einstein para el “efecto fotoeléctrico”. El “corrimiento al rojo” y la isotropía de la “radiación de fondo”, supuestamente asociada, podrían estar reclamando una interpretación que no recurra a la fuga de las galaxias. ¿Qué le puede estar pasando a la luz al atravesar el espacio? ¿Cómo se “desgasta” durante el recorrido? Las interpretaciones alternativas no han, al menos por ahora, prosperado. ¿HABRÁ QUE ESPERAR A QUE SE OBSERVEN CONTRAEJEMPLOS QUE PONGAN EN DUDA LA EXPANSIÓN? 

El modelo del “Big Bang” lleva a una situación inicial donde toda la materia estaba en un punto o algo parecido. Los físicos hacen todo tipo de malabarismos para justificar y esquivar esa “singularidad”. 

Sostener el modelo del “Big Bang” reclama enmendar permanentemente la teoría. Fue necesario inventar una etapa de “inflación” (instantes iniciales), durante la cual el universo aumentó violentamente su ritmo de expansión, para justificar la homogeneidad del universo resultante. Hubo que hacer aparecer a la “constante cosmológica” como causa de la inflación. Se inventó un modelo cuántico para explicar cómo eso ocurrió al principio, para luego desaparecer. La manipulación siguió para justificar la no aparición de “burbujas” durante la etapa de formación. 

Por otra parte, y como elemento a su favor, la teoría del “Big Bang” sirvió para predecir (Gamou, 1946) la existencia y características de la “radiación de fondo”. Fue un fuerte mecanismo de prueba, pero existe la posibilidad de explicaciones alternativas. La radiación que se observa correspondería a un “cuerpo negro” a 2,7 grados Kelvin (¿temperatura tipo del cuerpo universal?). 

Un modelo de universo cíclico, que explota y colapsa sucesivamente, sería más coherente con la continuidad de las leyes físicas que la naturaleza parecería mostrar. Pero, A MUCHOS, TAMBIÉN NOS SUENA A VERSO. 

LA HUMANIDAD ESTÁ ESPERANDO LOS RESULTADOS DE UN TELESCOPIO AMERICANO EN ÓRBITA; podrían confirmar el “Big Bang” o liquidarlo. Los rusos estarían preparando un observatorio similar, mucho más poderoso, para fines de siglo. 

Se ha hablado sobre la localización de extrañas fuentes de radiación electromagnética que podrían estar en el límite de lo hasta ahora detectable; presentarían “corrimientos al rojo” a los que habría que asociar velocidades superiores a las de la luz. Se han hecho “construcciones” para escapar a esa contradicción con la Teoría de la Relatividad, que hoy se acepta como universalmente válida. 

La realidad debería ser independiente de nuestras pretensiones. Es la base de la concepción científica. Tenemos una larga lucha para superar nuestros prejuicios

Podemos estar en algo similar a lo que pasaba cuando teníamos la visión geocéntrica. Había que hacer malabarismos para justificar el movimiento diferente de planetas y estrellas en el cielo. El salto fue INTERPRETAR LO OBSERVADO DE OTRA MANERA (Copérnico: el sol en el centro del sistema planetario).  

TENER GANAS DE QUE TODO HAYA EMPEZADO UNA VEZ PARECERÍA TAN PELIGROSO COMO “CREER” LO CONTRARIO.  HAY CONSTANTES HUMANAS QUE INDICARÍAN UNA MAYOR PROBABILIDAD PARA DESCALIFICAR A LA PRIMERA DE ESAS OPCIONES. 

 

Nota al pie: El editor de Innovaciones, Epifanio Blanco, escribió con pocos recursos el título (el mío era “Una cosmología sospechosamente humana”) y el copete (que prefiero no reproducir). Siguiendo su diseño de la página, tocó el texto y ajustó la medida de la nota, suprimiendo útiles subtítulos separadores. Al editarse esta reproducción, SE RESALTARON AHORA CIERTOS TEXTOS MEDIANTE MAYÚSCULAS.

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