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COLAPSO POR AUTOENGAÑO

 

El 02abr10, durante el II Congreso Nacional de Ateísmo realizado en Mar del Plata, el Doctor en Filosofía (UNMDP) Gustavo Fernández Acevedo desarrolló el concepto de AUTOENGAÑO, como justificación del comportamiento de los humanos que creen en un Dios, en valores irracionales, aunque la ciencia y la historia parecen negar su existencia. Pero, el tema da para más.

El AUTOENGAÑO es muy humano. “Es mejor AUTOENGAÑARSE, porque si no todo podría venirse abajo”.

El AUTOENGAÑO es creer lo que conviene creer, lo más rentable, lo que tranquiliza, lo que sirve para salir del paso, lo socialmente admitido, lo que evita el compromiso, lo que produce satisfacción momentánea ignorando el futuro. Una buena parte de la humanidad vive en AUTOENGAÑO permanente. Parece una característica de la especie.

Hoy en día, cualquier persona culta sabe –no puede evitar saberlo- que los fumadores viven en promedio bastante menos que los no fumadores. Sin embargo, en la Argentina sigue fumando bastante más de la mitad de los mayores de 12 años. Se AUTOENGAÑAN, negando un futuro problemático, muchas veces suponiendo que podrían dejar de fumar en cuanto hiciera falta o argumentando cualquier otra irracionalidad. La adicción a la nicotina es el ingrediente base para plasmar este AUTOENGAÑO.

¿Cuál será el precio que deberemos pagar por tanto AUTOENGAÑO generalizado?

Algunos biólogos evolucionistas sugieren que esta predisposición al AUTOENGAÑO puede haberle dado a la especie una ventaja competitiva, brindando la oportunidad de superar el conocimiento de nuestro destino inevitable –alcanzado a través de su desarrollo intelectual- abriendo la oportunidad de una vida después de la muerte. También el AUTOENGAÑO le aportaría al individuo argumentos extras en la lucha por el predominio, porque creyendo la propia mentira se podría ser mejor para persuadir a los demás. Pero este comportamiento tan humano podría estar, en esta época, volviéndose en contra de la supervivencia de la especie.

Puede que en el pasado algunas culturas hayan sucumbido por obra del AUTOENGAÑO. Negarse a ver la realidad inminente puede ser grave para la actual civilización. Ahora todo es global; se acabaron los localismos, las comunidades aisladas, las economías independientes. Todos estamos entrelazados. Y, para colmo, nuestro mayor problema es el clima, que no tiene fronteras.

Nos AUTOENGAÑAMOS pensando que nuestro automóvil, que quema diez litros de nafta cada 100 km, no jode a nadie porque total hay combustible para rato. Nos AUTOENGAÑAMOS jugando a que a esa casita en la playa no le pasará nada, porque eso de que puede aumentar el nivel del mar es un verso de los ecologistas. Nos AUTOENGAÑAMOS al respaldar a los políticos que nos aseguran que el desarrollo está inevitablemente relacionado al crecimiento del producto bruto. Nos AUTOENGAÑAMOS cuando ponemos el aire acondicionado a 19 oC, total todos hacen lo mismo y no pasa nada. Nos AUTOENGAÑAMOS al negarnos a aceptar que el ecosistema terrestre se vuelve inestable. Nos AUTOENGAÑAMOS al emborrachamos con consumo y al hacernos adictos, cuando en realidad sabemos que esto se acaba. Nos AUTOENGAÑAMOS como cuando vivimos sin pensar que pronto moriremos.

No queremos ver que el mundo económico colapsó cuando el petróleo llegó a 150 dólares/barril; nos AUTOENGAÑAMOS acompañando a los que dicen que en realidad fue por culpa de la especulación financiera, de una burbuja inmobiliaria, cuando sigue siendo evidente que todos los bienes están sobrevalorados. Nos AUTOENGAÑAMOS respaldando a los técnicos que prometen energías alternativas, aunque ninguna podría llegar a tiempo para cubrir las necesidades, o que aseguran que es posible capturar los excedentes de dióxido de carbono de la atmósfera e inyectarlo bajo tierra con una magnitud suficiente para revertir el recalentamiento de la Tierra. Nos AUTOENGAÑAMOS cuando no hacemos algo para que la dirección de la historia cambie. Nos AUTOENGAÑAMOS cuando escuchamos que muchos de los países más ricos están endeudados, en términos reales peor que la Argentina, y soñamos que eso de alguna manera se arreglará.

La situación es por lo menos peligrosa, porque nadie se escapa del AUTOENGAÑO, ni los que filosofamos al respecto.

Eduardo Calvo Sans – abr2010

NIHILISMO 

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